NUESTROS PILARES
Basados en la Confesión de Fe Bautista de 1689 

La Biblia es nuestra única autoridad en todas las áreas de la fe y la práctica. Es la Palabra inspirada de Dios y es suficiente para guiar nuestras vidas y la vida de la iglesia.

Conductas clave:

• Basar todas nuestras creencias y prácticas en la Biblia.

• Estudiar y meditar en las Escrituras regularmente.

• Enseñar y predicar la Palabra de Dios fielmente.

• Tomar decisiones en conformidad con los principios bíblicos.

La justificación se recibe solo por la fe en Jesucristo. La fe es el medio por el cual recibimos la gracia de Dios, y no por obras humanas.

Conductas clave:

• Vivir una vida de confianza plena en Jesucristo.

• Rechazar la dependencia de obras para la salvación.

• Fomentar una fe activa que produce frutos de justicia.

• Compartir el mensaje de la justificación por fe con otros.

La salvación es un regalo de Dios, dado por Su gracia soberana, y no es algo que podamos ganar por nuestros propios méritos.

Conductas clave:

• Reconocer nuestra dependencia total de la gracia de Dios para la salvación.

• Vivir una vida de gratitud por la gracia inmerecida recibida.

• Extender la gracia a los demás en nuestras relaciones.

• Predicar y enseñar la doctrina de la gracia salvadora de Dios.

Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Solo a través de Su vida, muerte y resurrección podemos ser reconciliados con Dios.

Conductas clave:

• Proclamar a Jesucristo como el único camino a la salvación.

• Centrar nuestra adoración y vida en la persona y obra de Cristo.

• Buscar conformarnos a la imagen de Cristo en todas las áreas de nuestra vida.

• Testificar del poder salvador de Jesucristo en nuestra comunidad y más allá.

Toda la gloria en la salvación y en todas las cosas pertenece solo a Dios. Vivimos para glorificar a Dios en todo lo que hacemos.

Conductas clave:

• Vivir para la gloria de Dios en todas las esferas de nuestra vida.

• Rechazar cualquier forma de autoexaltación o vanagloria.

• Cultivar una actitud de adoración y gratitud constante hacia Dios.

• Fomentar una cultura de servicio humilde y desinteresado en la iglesia.